lunes, 21 de abril de 2014

MÁS ALLA DEL LÍMITE, 1ª temporada. Capitulo 9: “Infierno mental.”


MÁS ALLA DEL LÍMITE, SERIE. Capitulo 9: “Infierno mental.”

1995. Ciencia ficción. P: 6/10.

Intérpretes: Elizabeth Peña, Stephen Shellen, Don S. Davis y Sam Robards

Director: Graeme Campbell

Sinopsis: Ben Coler es un nómada que va buscando trabajo de estado en estado. Su vida se ve transformada cuando un delincuente común le roba el coche y le dispara a bocajarro a la cabeza. En el instituto médico, donde lo ingresan,  están investigando con unos chips cerebrales que pueden sustituir a las partes dañadas del cerebro. Este chip puede tomar los comandos de las funciones motrices del cuerpo y hacer que este funcione con normalidad pero el realizado hasta fecha fue con resultados más bien desastrosos. El chip es implantado con carácter de urgencia en el cerebro de Ben. Al principio la funcionalidad parece normal, pero al cabo de poco tiempo Ben tiene visiones extrañas sobre otra persona, hasta tal punto de que en determinados momentos se fusiona mentalmente a ese hombre, viendo a través de sus ojos. El problema es que ese hombre es un asesino en serie y se complace matando.

Comentario: Es un argumento interesante y que nos lleva a meditar sobre la reflexión final del episodio. Si separáramos las barreras mentales entre nuestros semejantes y nos pudiéramos fusionar de forma directa mente a mente, ¿desaparecería la intimidad entre las personas?

Por cierto, hay una película que me recuerda muchísimo a este episodio. Es “Asesino del mas allá”, de Brett Leonard. El argumento es prácticamente el mismo, aquí la duda es ¿quién ha copiado de quién la idea? Da la casualidad de que las dos filmaciones son del mismo año, 1995. Casualidades da la vida y más a menudo de lo que parece.

Lo malo es el guion, los personajes son planos y la supuesta tensión romántica entre doctora y paciente hace aguas por todos lados. No hay química, no hay relación, no nos sintonizamos con ellos en ningún momento e, incluso, las situaciones de stress del protagonista no son reales o eso parecen.

La telepatía como una maldición personal está ya reflejada en multitud de relatos de ciencia ficción y, últimamente, incluso en “El hombre vacio” de Dan Simmons. La intimidad que nos pertenece. Si esta fuera pública o se pudiera leer ¿serian delito algunas de nuestras peores fantasías?...mejor será dejarlo

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